Tras
26 años de su llegada, los agustinos tenían 40 conventos en las diferentes
partes del territorio en la que se trabajaba con 212 frailes, ya para el año de
1572 eran 46 los conventos y cada uno tenía entre cinco o seis poblados de
misión a cargo cada uno de ellos.
Cabe
mencionar que los frailes agustinos fueron los primeros en “romper el orden”,
al considerar a los indígenas seres dignos de que se les administrara y
recibieran todos los sacramentos pero en
especial la Eucaristía.
Los
frailes Agustinos insistían en que la Evangelización de los indígenas estuviera
basada y centrada en su dimensión Cristológica y Mariana, por lo que buscaban
una mayor interiorización y crecimiento espiritual pero de una manera más
palpable, por lo que se crearon los siguientes santuarios que hasta nuestros
días siguen vigentes como: El Señor de Chalma (Estado de México), El Señor de
los Milagros (San Juan Nuevo en Michoacán), El Cristo de Totolapan (Morelos),
El Señor de la Salud, El Señor de Xalpan, El Señor del Arenal, El Señor de la Agonía,
El Cristo de Itzmiquilpan, El Señor de Singuilucan, El “Padre Jesús” de
Huejutla (últimos siete en Hidalgo) y algunas de las Advocaciones Marianas Agustinas como: Nuestra
Señora de la Consolación, Nuestra Señora del Buen Consejo, Nuestra Señora de la
Gracia y Nuestra Señora del Socorro.