La
labor de conversión, se baso principalmente en tomar las imágenes, códices,
cantos, pinturas y jeroglíficos para usarlos como manera de enseñanza, es
decir, relacionaban los Dioses con los Santos, y el Dios más importante con
Dios Padre, de manera que los mismos indígenas fueron cediendo a una conversión
más pacífica, de la misma manera, los frailes intentaron refutar todo argumento
e idea sobre los dioses de los indígenas haciendo las comparaciones
pertinentes, demostrando que los ídolos eran dioses débiles, y que exigían
mucho más de lo que el Dios cristiano pedía, argumentaban que los ídolos pedían
sacrificios, rito que conllevaba ira, maldad, y que a cambio de eso, la deidad
cristiana, era un Dios de amor y afecto, que sólo pedía eso, haciéndoles ver que
su sistema dogmático carecía de valor y hacían énfasis en todos los beneficios
que una vida cristiana podía ofrecer.
Para
lograr la total conversión de los indígenas, el método de catequesis fue quizá
el método más común utilizado en la mayoría de las órdenes cristianas, para los
frailes agustinos, este método fue el resultado de una labor de confianza e intercambio
cultural, este se debió a que al haberse
ganado la confianza de los indígenas, haber dominado sus lenguas nativas, y de
igual manera, los indígenas al hablar el español, la catequesis dio frutos para
los misioneros, pues para ellos el hombre era el centro de interés y atención.
El
deseo de los frailes Agustinos, de llegar a los indígenas de una manera diferente a las ordenes que les
antecedieron, hizo que desde el momento de su llegada a la Nueva España,
ayudados por los Franciscanos, Dominicos y laicos indígenas, resaltara y
causara un efecto especial a los indígenas. Esto se debió a que los frailes
Agustinos, aprendieron las lenguas indígenas de los lugares donde se situaron
tales como; Náhualt, Matlatzinga, Otomí, Chichimeca, Mixteca, Zapoteca,
Tlapaneca, Totonaca, Tepehua, Tarasco, Huasteca, Mazahua, Ocuilteca y Jarucha,
y las empleaban en el momento de la catequesis, y las misas en especial en la
Homilía.
“La
misión evangelizadora no consistió en llevar la Verdad a los que se encontraban
sin ella, sino más bien en despertarla en aquellos que la poseen oscurecida,
deformada e ignorada”
Fray Francisco Galende O.S.A
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